Con nadie como contigo...
Él utilizaba el método "con nadie como contigo" que consiste en idealizar abiertamente a la pareja con frases como "sólo contigo lo hago", "las otras me aburren", "nunca pensé que yo haría esto", "lo que pasa es que tú me excitas"; y esporádicamente, sólo para conservar la tradición, aquél melodramático "si me dejas me mato"; o el idílico "quisiera que el mundo desapareciera y quedáramos solos tú y yo".
La mujer era entonces un globo y cada frase un soplo, de suerte que al mes o dos de elogios relucía brillantemente inflada; era entonces cuando él daba el pinchazo que la mandaba a volar.
La aguja consistía en un "te estás poniendo gorda", subía a un "estás aguada", para culminar en la violenta aparición en close-up de él besándose con otra.
La cosa no paraba ahí pues "con nadie como contigo" llegaba a su clímax en la reconciliación, que era a la vez la repetición del método sólo que más lento y con las ligeras variantes que el antecedente requería; llegaba entonces a aceptar "fui un tonto" o a pedir "perdóname, no sé por qué lo hice, si con nadie siento lo que contigo".
Ahí empezaba otra vez el juego del globo y el aliento hasta el pinchazo.
Cada víctima le aguantaba hasta tres infladas y hubo quien, con todo y sospechas, llegó a soportar cinco. Después de lo cual había que empezar de nuevo, con otra.
Angel Norzagaray
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