viernes, 27 de julio de 2007

6520 días, 21 horas, 14 minutos, 19 segundos, y aún contando mientras escribo esto.

No todo es blanco y negro

Puede ser, talvez mañana, ananá. En algunos lugares ananá le dicen a las bananas ¿o era a las piñas? Ya ni se.

Últimamente siento que capto la información de otra manera, no es bueno pensar en eso, la última vez que lo hice me di cuenta que todo eso era, nosé, una reverenda mierda, en realidad no se nada de nada, ¿sabes? Después de todo es bastante gracioso.

Todavía me encuentro a veces hablándome a mi mismo como si estuviera hablando con otra persona y cuando me percato de lo que estoy haciendo me da vergüenza, y pienso: “ojala pudiera grabar esto” o “ojala me acordara mañana de todo”.

Hoy no hice nada, más bien, hice nada, literalmente “nada” estuve una buena parte del día acostado en mi cama mirando el techo y la verdad fue una de las cosas más provechosas que he hecho este último tiempo.

No duermo bien hace meses, pero estas últimas 3 semanas he dormido prácticamente nada. La verdad lo disfruto, al tercer día de no dormir empiezas a ver todo diferente como la ausencia de las cosas … nosé ¿me entiendes?. Es lindo deberías intentarlo.

No duermo en las noches, duermo en las mañanas pero un rato nada mas porque luego me despiertan y no me gusta que me despierten ¿pero a quien si?

¿Sobre los sueños?, bueno son de lo mejor que he tenido este último tiempo, son mas raros que los usuales, en la mañana soñé que mi mamá me decía que yo era una “palomita” y cuando le preguntaba que significa eso me miraba con cara de “significa maricon, imbecil” con harto odio, pero la verdad me causo gracia, nosé

Una vez soñé que me cortaba los labios con una tijera

Siempre me acuerdo de las estupideces que hacia cuando era chico y me da vergüenza, pero vergüenza de verdad, así como que si estuvieran pasando ahora, nosé si me entiendes ¿me entiendes?

Acabo de releer todo lo que escribí y me di cuenta que uso mucho la palabra “nose” y que la totalidad de esas cosa no son de interés para nadie excepto para mí así que debería callármelas y limitarme a ser anónimo.

martes, 24 de julio de 2007

martes, 17 de julio de 2007

Eine symphonie des grauens

Al llegar a la planta baja él ya la esperaba, le tendió su mano blanca y fría, como tallada en marfil, y depositó un gentil beso en su mejilla

-Espero disculpes mis modales, pero rara vez tengo huéspedes, especialmente tan encantadores como tú. Por favor, toma asiento y acomódate, esta será una velada que jamás olvidarás y no quiero que te pierdas el más mínimo detalle.

La condujo hasta una gran mesa, donde fácilmente cabrían unas veinte personas, y le indicó que ocupara la cabecera.

-Permíteme ayudarte –dijo, dejando entrever sus blancos colmillos a través de una sonrisa maliciosa- una dama como usted merece solo al mas atento de los anfitriones.

Levantó la silla sin el mas mínimo esfuerzo, permitiendo que se sentara, y luego, de la misma manera la volvió a poner en su lugar, con una ligereza y elegancia sobrehumanas.

- Espero no aburrirte con mi parloteo –exclamó mientras se sentaba en la otra esquina de la mesa- suelo divagar, espero puedas perdonarme.

Mientras decía esto posó sus penetrantes ojos negros sobre los de ella y su rostro adquirió un matiz amenazador, conservaba su aspecto cortes y calmado, lo cual la inquietó aún más.

-Veo que te he asustado pequeña, no hay razones para tal cosa, de cualquier manera, no debes huir de tu miedo. El miedo es el sentimiento primigenio, la esencia primordial de la vida, el miedo, como el dolor, te recuerdan que estas vivo. ¡Dios, Como extraño el dolor y el miedo! No, no soy un masoquista, al contrario, soy un amante de los placeres terrenales, ese fue mi crimen, mi condena, y es, probablemente, la causa de mi sufrimiento, pero en fin, talvez te estarás preguntando por que te elegí a ti, por que te traje a mi casa, a mi santuario. La verdad yo tampoco lo se con seguridad, creo que necesitaba alguien que me escuchara. ¡Pero por Dios, donde están mis modales! No te he ofrecido nada.

Tomó la copa de su huésped y vertió en ella un exquisito Chateau Margaux, mientras excusaba su abstinencia

-No es mi bebida preferida –dijo, en un tono un tanto irónico– además, no quiero estropear mi apetito.

Como te estaba diciendo, te traje a este lugar para desahogarme y te pido sinceras disculpas, si llego a aburrirte. Antes de decir algo más quiero aclarar que no soy un monstruo, razón por la cual no disfruto este estilo de vida. Amo a los hombres, como un padre ama a sus hijos o como un pastor ama su rebaño y no me es placentero tomar sus vidas para alimentarme cada vez que la sed me invade, es simplemente una necesidad a la cual me veo eternamente condenado, y que por lo tanto ya se ha convertido en algo cotidiano para mi, casi mecánico. Al principio intentaba conectarme en un nivel casi espiritual con mi víctima, los sujetaba amorosamente entre mis brazos mientras palpaba como la vida se les escapaba en bocanadas desesperadas, sentía el erotismo de la muerte, la pasión de su existencia en cada respiro y se veían tan inocentes, tan hermosos. Pobres hombres, no saben reconocer lo bella que es su existencia, lo apacible que es. Deseo volver a sentir aquello, quiero dejarme seducir por el clamor de la muerte, y que nuevamente me produzca placer consumir sus vidas, me siento adormecido y noto que mi presencia en este mundo se esta haciendo cada vez mas vacía.

Se levantó, apaciblemente, de su silla y con paso calmo se acercó a ella mientras la miraba, fijamente a los ojos, cuando se encontró a su lado le toco, tiernamente, la mejilla, mientras se agachaba para susurrarle al oído:

- Tú me ayudarás, no te preocupes, es una sensación hermosa, más que el amor, y prometo que no te dolerá.

La tomó de la mano invitándola a levantarse y la estrechó entre sus brazos. Ya no sentía miedo, al contrario, aquel hombre alto y delgado, de tez clara, facciones finas y modales casi aristocráticos le atraía de una manera nunca antes experimentada.

La besó afectuosamente en los labios mientras acariciaba su cabello

-Prometo que no te dolerá –musitó- confía en mí.

Besó su cuello y luego lo mordió suavemente, lo único que salió de su boca fue un apagado gemido, pero con eso bastó.

viernes, 13 de julio de 2007

domingo, 8 de julio de 2007

Del amor y otras ficciones.

No tengo coartada,
yo dejé que tus tropas me asediaran,
que invadieran los rincones más íntimos,
saqueando mi calma,
despojándome los preciados tesoros.
No escuché los disparos ni los gritos,
ignoré las alertas
y este cuerpo sitiado por tus manos
no opuso resistencia,
pidió que lo asaltaras.
No tengo coartada.
Consentí la explosión de los sentidos,
mientras tú me lanzabas
misiles de deseo por la espalda,
besos como granadas,
bombardeando murallas y trincheras,
removiendo dolor, polvo y sangranza.
Un experto en la lucha cuerpo a cuerpo,
que salió victorioso de más de una derrota,
te permitió el desarme.
Fui yo quien se rindió a tus pies sin estrategia,
quien no quiso minar escapatorias, ni retirarse a tiempo,
quien se dejó vencer en tantas partes.
No tengo coartada.
Y tú,
¿cómo vas a explicar a este cadáver
que le has hecho el amor y no la guerra?


¿Sabes?
abril no dijo nada
de que, al fin, logarías
reducirme al te quiero,
de que al vino abundante
de tu cama,
seguiría el dolor
de las copas vacías.
Prefirió no contarme
que después de comerte
mi pasión a bocados,
ya no te saciarían las migajas del cuerpo.
Omitió los inviernos,
cuando el insomnio amargo
busca, sin encontrar,
los dulces sueños
y ser feliz consiste
en olvidarnos juntos
de que seguimos solos.

No me habló
de que el amor oprime,
de que el deseo cansa,
de que la dicha exige...
¡Llegó, tan de repente!,
que he confiado todo,
de nuevo,
a sus encantos.

No ha sido tu indulgencia
la que me concedió la libertad
ni tu hipócrita aplauso
lo que ha roto el hechizo.

Si me arranqué la máscara,
desaforadamente,
y rompí los espejos,
sin lacerarme el rostro
fue porque comprobé
que la ficción
no aplaca las pasiones.
Se alzó la verdadera
tempestad del cuerpo,
con urgente deseo,
sin que pesaran actos,
proponiéndome ser
en cada estruendo
la meta de mí mismo.

Sé que el tiempo le gana
la carrera al temor,
aunque lo creas lento,
que la vida es al fin
y al cabo nada,
que estaré menos solo
si es que logro encontrarme
,
que el poder no me embriaga
y el placer no lo sacia ningún
cuerpo,
que las expectativas
avivan los fracasos,
que los hijos se van
y los padres se meuren,
que los rumbos se pierden
y que extraviarse,
más que errar el camino,
es no tener brújula en tus manos,
que la vejez enturbia los deseos
y merma los sentidos,
que en las respuestas anidan más
preguntas
y que no hay dios que exista
fuera de nosotros,
que el amor cuando apuesta
pierde contra el dolor,
que ser feliz nos resulta lejano
y estarlo no nos basta.

Lo sé profundamente...,
pero ya no me alcanza
con saberlo.

Para que tú me leas
voy a escribirte entero
hasta encontrarte,

hasta entender el mundo
que me esconden tus letras.
Cada signo
descifraré curioso
y sin cansancio,
acumulando todas tus palabras,
descubriendo alfabetos en tus
ojos,
aprendiéndote todo.
Para que tú me leas
quiero darle sentido
a lo que callas,

recomponer la hisotira
de tus papeles rotos,
traducir lo ilegible
y reinventarte siempre.
Íntimo y silencioso
te tenderé mis manos
y seré lo que quieras...
A todos mis sentidos
encerraré en tu cuerpo
y, a ciegas,
escribiré en marfil
nuestro lenguaje.
¡Retrasaré el final lo más posible!,
para que tú me leas.


Pides que te dibuje
y yo pongo distancia
es necesario
para verte en conjunto
y que me veas
para no fragmentarnos ni un instante
pero empiezo a sentir que te acomodas
tú en la pose perfecta
y yo en la certidumbre de quien eres
y me atrevo a acercarme convencido
de que sólo se ama en el detalle
sin efectos de luz y sin escorzos
te vas haciendo hueco en el espacio
le vas plantando caras al vacío
dando forma y textura a mi deseo
yo a cambio
como queriéndote encerrar entre mis trazos
remarco los contornos con firmeza
para que no te escapes ni te borres
te puntilleo el alma poro a poro
y te invito a mirarte con mis ojos
de asimétrico tú que se recrea
y a descubrirte en mí colores nuevos
mas los "espejos limpios" son espejos
y temo inevitable que no te reconozcas
convertido en papel, boceto y tiempo
ya te estoy acabando sin retoques
prefiero la ficción a la mentira

sospechas que el retrato es un poema
"ut pictura poesis" -me defiendo-
y te observo consciente de que siempre
la realidad más cierta
es cualquier otra
que ni se ve ni existe.

Y la vida no es fácil,
aunque te bese el sol
la palma de las manos
y la arena adopte
la forma de los cuerpos,
por los que se derrama el aire ocioso,
aunque el tiemo se tumbe
a ver venir los días
que se dejan llevar como las olas

y un mar azul de Klein
se derrita en la orilla,
donde los niños juegan con la vida,
aunque las rocas rebosen de matices
y el calor desdibuje su volumen,
y el horizonte te rete
a adivinar un porvenir
que nunca llega,
y el mundo te respire con reposo...
Cuídate del sopor de esa belleza,
de esa estéril quietud
que invita al abandono,
porque no será fácil
comenzar
cuando el verano acabe.

lunes, 2 de julio de 2007

Suicidio deleitoso

Yo no entiendo, mirá,
es terrible cómo la tierra se abre
y va comiendo uno a uno a los hombres.
Mueren, mueren todo el tiempo,
mueren por sus propios vicios,
juegan a la ruleta rusa.
Aquí mismo estoy mirando
nubarrones, duros golpes
y se pudren por dentro, Dios qué hastío.
Ahora veo uno que está por suicidarse,
se queda mirando el sol
que lo eclipsa, está temblando,
parece que se lanzará al abismo,
pero, sin embargo, está aferrado
con sus uñas, no quiere matarse,
no lo decidió aún en su conciencia,
ya está ahí durante horas,
pasó la noche y al alba le siguió
el nuevo día, está hinchado,
dicen que uno cuando está por morir
van muriendo sus cuerpos por dentro,
a éste le han crecido brazos como pulpos
que se aferran, cuelgan majestuosos
y de pronto ahí va,
es una viscosidad sobre la tierra,
ha caído al fondo del abismo
al más bajo cielo.
Pero hay otros que se suicidan más rápido,
surgen de la nada y ahí mismo se tiran,
me parece oír el palpitar de su corazón,
la adrenalina llegando al límite,
percibo su vibración,
veo sus piernas volando al viento,
su chamarra gris desprendiéndose,
la boca comiendo viento,
el susurro en la noche,
la caída mortal.
Tristes hombres, inocentes hombres,
brillantes hombres, hombres tristes.

Roxana Selum